Enfermedad del moquillo o distemper

Enfermedades,

vacunas virus del moquillo

El moquillo  también conocido como distemper o enfermedad de Carré, es una enfermedad infectocontagiosa de origen viral, que afecta a los perros.

El virus es un tipo de una sola hebra de ARN de la familia paramyxovirus y por lo tanto un familiar muy cercano de sarampión. A pesar de haber una vacuna contra el virus, la enfermedad sigue siendo muy común en muchas regiones del mundo.

Infección:

Es una enfermedad de distribución mundial, que afecta a perros de todas las edades, siendo más vulnerables los cachorros y en los ancianos, donde produce un cuadro que se conocía como "encefalitis de los perros viejos".

Se transmite por el aire y mediante el contacto con fluidos corporales infectados, incluyendo comida y agua contaminados por estos fluidos. El periodo de incubación es de 14 a 18 días, aunque puede haber fiebre de tres a seis días tras la infección.

El virus del moquillo tiene un tropismo por los tejidos linfáticos, epiteliales y nerviosos. Por tanto, la características patológicas típicas incluyen depleción linfática (provocando inmunosupresión y llevando a infecciones secundarias), neumonía intersticial, encefalitis con desmielinización, e hiperqueratosis de las almohadillas plantares. El examen histológico revela cuerpos de inclusión eosinofílicos intranucleares e intracitoplasmáticos en numerosos tejidos.

Sintomas:

Los síntomas dependen de la acción directa del virus sobre los órganos o tejidos afectados y de las bacterias que proliferan en los mismos. De acuerdo con el sistema comprometido, podemos clasificarlos en:

Generales

rn- Fiebre, de tipo bifásico, con un aumento en el comienzo de la enfermedad, para después ceder y volver a aparecer ante la presentación de las infecciones bacterianas secundarias.
rn- Pérdida de apetito.
rn- Decaimiento general.
rn- Pérdida de peso.
- Deshidratación. 

Respiratorios

- Descarga nasal, que varía de serosa a mucopurulenta.
rn- Tos.
rn- Disnea (dificultad respiratoria).

Oculares

rn- Edema de córnea (ojo azul).
rn- Conjuntivitis con descarga ocular (lagañas).
rn- Queratitis seca, producto de la acción del virus sobre las glándulas lagrimales.
rn- Úlcera de córnea.

Digestivos

rn- Vómitos.
rn- Diarrea.

Cutáneos

rn- Hiperqueratosis (endurecimiento) de las almohadillas plantares.[10]
rn- Erupciones.

Dentarios

rn- Hipoplasia del esmalte dental[9]

Neurológicos

rn- Ataxia, que puede progresar a paresia y luego parálisis.
rn- Tics, corea o espasmo flexor, es decir el movimiento involuntario de un músculo o un grupo de músculos, sobre todo de la cabeza y los miembros.
rn- Convulsiones, de tipo epileptiforme.
rn- Apoplejía


rnUn perro en particular puede presentar algunos pocos o la mayoría de los síntomas descriptos, dependiendo de la gravedad de la infección. El curso de la enfermedad puede ser de sólo 10 días, pudiendo extenderse a varias semanas, y hasta meses, con períodos intermitentes de mejora seguidos de una recaída.

Tratamiento

No hay un tratamiento específico para el moquillo. El perro deberá ser tratado por un veterinario, normalmente con antibióticos para las infecciones bacterianas secundarias, fluidos hidroelectrolíticos, suplementos vitamínicos y nutricionales, y tratamientos puntuales para el tipo de sintomatología presente: mucolíticos y expectorantes para los signos respiratorios; antieméticos y antidiarreicos, para los digestivos, etc. De los signos neurológicos de posible aparición, sólo las convulsiones tienen tratamiento efectivo.
rnSon esenciales también, los buenos cuidados de enfermería, que atiendan al bienestar del paciente.

Aunque la gran mayoría de los perros afectados suelen superar la enfermedad con un tratamiento oportuno y adecuado, es importante la detección temprana de la misma. El pronóstico no siempre es malo, siendo particularmente comprometido cuando aparecen la mayoría de los síntomas y signos descriptos, especialmente los de tipo neurológico, y ningún tratamiento preestablecido es efectivo en todos los casos. Algunas veces, el enfermo sucumbirá a pesar de todos los esfuerzos.

Prevención

Todos los perros susceptibles deberían recibir dos o más dosis de una vacuna contra el moquillo, o combinada, durante su etapa de desarrollo, entre la 6. ó 7. semana de edad hasta los tres o cuatro meses, y luego ser revacunados anualmente durante toda su vida. Existen en el mercado diversos tipos de ellas para perros, que en algunas jurisdicciones son obligatorias para las mascotas.

Los perros afectados, de ser posible, deben ser puestos en cuarentena, aislados de otros perros por el tiempo que esparza el virus.

El virus se destruye en el entorno mediante limpieza rutinaria con desinfectantes, detergentes o secado. Aunque no sobrevive en el ambiente más de unas pocas horas a temperatura media (20-25 °C), sí puede hacerlo durante varias semanas a temperaturas ligeramente superiores a la de congelación

Fuente: www.wikipedia.org